Visitar a los ancianos en la residencia es una de la cosas que como familiares de los mismos más puede ayudarles a su bienestar en los centros de mayores. Las residencias de ancianos son lugares diseñados especialmente para su cuidado. Espacios donde están atendidos durante las 24 horas del día y en los que pueden interactuar con sus compañeros creando lazos que les hacen sentirse como en casa.

Por lo general, los residentes disfrutan de las actividades propuestas por la residencia, terapia ocupacional, gimnasio adaptado a sus necesidades. Y, por supuesto, de las largas conversaciones con aquellos con quienes conviven y que ya se convierten en parte de su familia.

Pero si hay algo con lo que un anciano que está instalado en una residencia disfruta, es con las visitas de sus familiares. Encuentros con sus hijos, nietos, hermanos, amigos… Que les permiten seguir conectados a la actualidad familiar y seguir sintiéndose parte de ese núcleo aun no viviendo el día a día con ellos.

Y es que la importancia de visitar a los ancianos en la residencia, queda patente en el optimismo y positivismo que estos deprenden cuando saben que esperan la visita de sus seres queridos muy pronto.

Además, debemos tener claro que visitar a los ancianos no tiene por qué limitarse a pasar con ellos unos minutos en las salas que las residencias tienen destinadas para ello. Los familiares pueden hacer diferentes actividades con sus mayores además de compartir un agradable rato juntos. Salir a pasear, leer, ver una película mientras la comentáis o jugar a juegos de mesa sencillos, son solo algunos ejemplos para romper con las monótonas visitas de siempre.

Beneficios de las visitas de los familiares en las residencias de ancianos

Fortalecen el vínculo familiar: visitar a los ancianos en la residencia periódicamente hace que el residente esté siempre al día de los acontecimientos familiares. Ver crecer a sus nietos, conocer un miembro nuevo de la familia, ver fotos de las últimas vacaciones… Es algo, a priori, muy sencillo pero que es capaz de reforzar el vínculo familiar y de mejorar la autoestima de los ancianos. Al continuar sintiéndose parte del núcleo familiar al percibir que continúa siendo parte importante de las decisiones y últimos acontecimientos que han ocurrido alrededor de sus seres queridos.

Mejoran su salud mental: para algunos ancianos el ingresar en una residencia puede resultar algo traumático. Por eso, estar en contacto permanente con sus seres queridos reduce el riesgo de depresión y el sentimiento de falso abandono que ellos puedan llegar a sentir en ciertos momentos.

Fomenta la capacidad de relacionarse: y es que aunque por norma general los ancianos terminan encontrando su hueco en la residencia y sintiéndose parte de una gran familia. A algunos de ellos puede costarles un poco más relacionarse. Las visitas de los familiares son ese empujoncito que necesitan para comenzar a construir relaciones sin perder de vista los vínculos que tienen con sus familias. Además, no hay nada más satisfactorio para un anciano en una residencia que presentar a sus hijos y nietos a sus compañeros. Y compartir con ellos la alegría de los logros y novedades que éstos les transmiten cuando acuden al centro a visitarlos.

Cada cuánto tiempo visitar a los ancianos en las residencias

Lo recomendable es hacerlo de forma habitual, dependiendo de la disponibilidad que tenga cada persona. Los fines de semana son siempre un buen día para acudir a ver a nuestros seres queridos. Pero compartir alguna tarde libre entre semana con ellos es siempre una buena opción. Ya que se trata de momentos que les ayudan a romper un poco sus rutinas, disfrutando de un agradable paseo o de una interesante charla.

Hacer también estas visitas en los días especiales como navidades, días del padre o de la madre, cumpleaños… Ayuda mucho a los ancianos a seguir sintiéndose parte de la familia al saber que es una pieza clave en cualquier celebración.

Por eso, es importante que si tienes algún familiar en una residencia de ancianos programes un ratito de tu semana a acudir a visitarlo. Además, si cuentas con más familiares que puedan acudir también a visitarlos, puedes turnarte con ellos para que el residente siempre reciba alguna visita y no pase demasiado tiempo sin ver a alguno de los miembros de su familia.

Por supuesto, todo depende de las posibilidades de cada uno y por eso, cuando no puedas hacer estas visitas por diferentes motivos. Siempre puedes llamarles por teléfono para charlar un ratito con ellos y que sigan sintiéndose una parte importante de tu vida. Además, puedes aprovechar estas llamadas para preguntar al personal de la residencia la situación en la que se encuentra tu familiar: estado de salud, anímico… Son estos profesionales los que pasan más tiempo con ellos y conocen cuáles son sus inquietudes y necesidades en cada momento.

Cómo ves, visitar a los ancianos en la residencia es una actividad muy sencilla pero con la que puedes causar efectos muy positivos en ellos y en su bienestar. Algo que sin duda todos queremos conseguir. ¿Cuándo les harás la próxima visita?    

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