Somos seres sociales, desde que nacemos sentimos la necesidad de comunicarnos con aquellos que nos rodean. Tener vida social, saber desenvolvernos y relacionarnos con nuestros semejantes es, además de imprescindible para sobrevivir, una buena manera de cuidar tanto de nuestra autoestima como de nuestra salud mental. Por eso, es necesario vigilar el grado de vida social en la tercera edad.

Nuestros mayores frecuentemente pueden sentirse aislados al no poder salir tanto de casa como les gustaría, o porque alguna de sus condiciones físicas como puede ser la pérdida auditiva, les impiden estar al tanto de las conversaciones que se desarrollan a su alrededor.

Mantener una activa vida social en la tercera edad es tremendamente beneficioso para los ancianos y afecta directamente a su calidad de vida y a su bienestar. Por eso, cuidadores y familiares debemos animarles a relacionarse y a participar en actividades que les ayuden a entablar nuevas relaciones que les permitan retomar su vida social.

Los centros de día, los hogares del jubilado y demás instituciones, ofrecen a los ancianos la oportunidad de reunirse en un espacio adaptado a sus necesidades y compartir actividades que, además de mantenerles activos y entretenidos, les permiten conversar con sus compañeros. Este tipo de organizaciones existen en la gran mayoría de localidades de nuestro país, busca qué opciones tienes y anima a la persona mayor a tu cargo a disfrutar de alguna de ellas. Durante los primeros días puedes acompañarle para apoyarle, después… ¡Se sentirá como en casa y querrá disfrutar de ese momento para él o ella junto a sus nuevos amigos!

Conocer los intereses y aficiones que tienen los ancianos también les ayudará a elegir una actividad que les permita reforzar su vida social. Y es que, atrás quedó aquello de reunirse solo para jugar a las cartas. Jardinería, cocina, lectura, dibujo… Todos, tengamos la edad que tengamos, estamos interesados por diferentes temas y no podemos dejarlos de lado sobre todo cuando somos mayores. Por eso, unirse a grupos que realicen las actividades oportunas o tomar clases de alguna de las disciplinas favoritas de las personas mayores, les ayudará a tener una mejor vida social, además de mantenerlos activos y mucho más conscientes de su realidad.

Pero cuando hablamos de vida social en la tercera edad, no nos referimos solo a que los mayores puedan relacionarse con personas de su edad. Que se sientan integrados dentro de la familia es también muy importante para ellos. Por eso, es imprescindible tenerles al día de los acontecimientos que suceden dentro del núcleo familiar y compartir tiempo con ellos en comidas familiares, excursiones o eventos importantes. Eso sí, procura que todos adaptados a sus necesidades para que pueda sentirse uno más y disfrutar del día junto a toda la familia.

El aislamiento en las residencias de ancianos es un aspecto que preocupa a los familiares de los residentes. Por eso, es importante que a la hora de elegir un centro para ellos, nos aseguremos de que ofrece actividades mediante las cuales los ancianos puedan relacionarse entre ellos y sentirse parte de la gran familia que componen junto a los profesionales encargados de su cuidado.

En las residencias de mayores Primar, por ejemplo, contamos con un gimnasio donde aquellos que lo necesiten pueden acudir a su rehabilitación y los residentes que no tengan que tratar nada concreto, puedan hacer en el mismo espacio su terapia ocupacional. De esta forma todos continúan sintiéndose parte de un grupo además de aprovechar ese tiempo para conversar y conocerse mejor. Damos además gran importancia a las zonas comunes, otro lugar en el que poder desarrollar la vida social en la tercera edad. Espacios amplios como nuestros salones y jardines, donde los residentes pueden compartir tiempo juntos mientras disfrutan del aire libre, su serie favorita o su ese juego de mesa con el que tanto se divierten.

Las visitas de los familiares también propician una mejora en la vida social de los residentes. Por eso, destinamos parte de nuestras instalaciones a salas de visitas pero, si lo desean, también pueden disfrutar de algunas zonas comunes juntos para así crear vínculos más estrechos con los nuevos amigos y compañeros del residente.

Disfrutar de una vida social activa y rica durante la tercera edad es tan importante como en cualquier otra etapa de la vida. Y es un factor que debemos cuidar tanto como cualquier otro. La gran amenaza de los ancianos es la soledad, por lo que trabajar con ellos para crear nuevas amistades o integrarse en grupos en los que puedan sentirse a gusto, es una de las mejores cosas que podemos hacer por ellos como cuidadores o familiares. Encontrad juntos esa actividad que haga que pueda volver a ilusionarse y descubrid cómo no hay edad para seguir aprendiendo cosas y cómo nunca es tarde para forjar nuevas amistades.

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